domingo, 5 de julio de 2009

PRÓLOGO de una historia sin terminar...

A las siete de la tarde la estación de Hanbleingtoom parecía muerta.
Hasta se podría decir que tenía las mismas condiciones a las de un funeral. Oscura, desierta, triste y silenciosa.
Apenas emitía sonido alguno.
Las señoras de la limpieza estaban por llegar.
Una de las dos personas que hasta hacía un momento se hallaba sentada en el banco de espera se acababa de marchar en el expreso Londinense.
Solo quedaba ahora una única persona en la gran estación, a excepción de un maquinista en la cafetería.

Una chica de cara pálida ocupaba desde hacía una hora el asiento del andén nueve.
Tendría alrededor de trece o catorce años. Sus ojos azules y brillantes hallábanse con la mirada fija hacia el suelo.
La cara tan blanca como la nieve no parecía gesticular ni la más mínima expresión.
Y su cabello largo, castaño oscuro reposaba sobre sus débiles hombros huesudos.

Sumida en sus pensamientos, Soraya recordaba amargamente las últimas palabras de su padre antes de morir.-“ Y recuerda Sora…, yo siempre estaré contigo. No dejes que la soledad y la tristeza te invada y decaiga sobre tu cuerpo…
Yo siempre estaré en ti, contigo…- las manos de Harrisonne que no podían ni consigo mismas, haciendo un esfuerzo, depositó en las manos temblorosas de su hija un frío colgante muy pesado en forma de un unicornio. Sora cerró los dedos sobre el a la vez que su padre le decía.- Cuida de el.
Tu madre me lo dió para ti. Me dijo que te lo diera cuando cumplieras quince años, como regalo de tu décimo quinto aniversario. A la misma edad que también a ella se lo otorgaron, el mismo día de su cumpleaños…
Ha ido pasando de generación tras generación.
Es una herencia de familia…, quería que te lo quedaras tu.
Ella hubiese preferido que fuera por tu cumpleaños, pero me temo que en estas condiciones…, no podré llegar a tu tres de noviembre…- su padre sonrió ligeramente a la vez que sus parpados se cerraban.- Te quiero Soraya…, siempre estaré contigo…”
La chica salió de su ensimismamiento sobresaltada.
Desviando la mirada hacia la persona que acababa de dirigirle la palabra.
Ni siquiera se dio cuenta de que una lágrima brotaba de su ojo derecho deslizándose por su mejilla.
- Disculpe, ¿es usted la señorita Soraya Lenoux Maberley?, ¿la niña huérfana que mandaron desde Camberleyg?
- Debo decir que si.

Ante ella se elevaba una figura rechoncha, de estatura mediana. Cabello lacio, canoso, caído por el cuello.
Daba la impresión de ser una persona agradable por su sonrisa feliz y ojos vivaces.
En su tiempo debería de haber sido una mujer bastante guapa, con muchos pretendientes a su espalda. Pero los años no pasan en balde para la mayoría de las personas.
Era una mujer anciana. Setenta y cinco como máximo.

- Encantada señorita Lenoux, ¿cómo prefiere que la llame, señorita Lenoux o señorita Soraya?
- Soraya, si no le importa.
- De acuerdo. Mi nombre es señora Umbridge, Sandra Umbridge. Soy ama de llaves en la mansión Lairofthemoon, orfanato de Hambleingthoom. Doncella de ahora en adelante para usted.


*

El trayecto en el carruaje fue largo y aburrido exceptuando fragmentos de conversación bastante interesantes.
-Señor Finster, ¿no es cierto que hace una tarde preciosa?- Preguntó soñadoramente Umbridge.
Los rayos anaranjados se colaban hasta el más recóndito lugar.
-Será para usted señora. Hoy es el último día de otoño y debe disfrutarlo antes de mañana,… vendrá el auténtico frío glacial. Seguro que mañana no adulará tanto el día. Además ya nada es como hace cinco años.
- ¿ Por qué lo dice Finster?

Finster era un hombre de la tercera edad.
Había pasado mucho a lo largo de su desgraciada vida.
El y su hijo mayor habían estado en la guerra contra los rusos, todo un honor para el luchar por su patria. Pero ese honor se desmoronó cuando a su hijo le alcanzó una herida de bala incurable en el pecho.
Desde aquel día ya nada marchó igual…, había perdido parte de sí y ya no volvería jamás…

Más tarde en la segunda guerra, esta vez contra los alemanes por poco le amputan una pierna.

Finster durante una gran etapa de su larga vida había sido el cochero de la familia real y su hijo menor (Jorge), el lacayo.
Por desgracia al poco tiempo lo único importante que le ataba a la vida se lo llebó el viento al igual que a una mota de polvo.
Un duro golpe imposible de afrontar para un abatido padre solo ahora en la humanidad.
Jorge murió de Lucemia y su mujer de escarlatina en una epidemia al intentar salvar a unos pobres niños ya infectados.
El pobre hombre había sufrido mucho.
En el pueblo lo conocían por sus mil desgracias. Estaba claro que llebaba el sello de la mala suerte pintado en la frente. Por estas tragedias horribles no había sido capaz de afrontar absolutamente nada..limitandose a vivir en su mundo de fantasía creyendo todavía que toda su familia se había ido a un largo viaje sin fin con la posibilidad de que algún día volvieran de el.
Al final quedó algo transtornado..cabía esperar…
Ahora estaba destinado durante su solitaria vida sin sentido a ser cochero, ofreciendo sus servicios a todo aquel que le pagase.
El hombre se desahogaba con su gata Luna, quien le acompañaba durante sus viajes. El único ser viviente que le quedaba. Una preciosa gata persa de color canela.
Se decía en el pueblo de ella que era un cajón de secretos y recuerdos. Ahí es donde guardaba el viejo Finster todos sus secretos y confesiones, en su queridísima gata mimada. La trataba como a una reina y tambien a la única que podía ofrecer su cariño.


La muchacha, que volvía a estar sumida en sus pensamientos levantó la vista cuando este empezó a narrar la verdadera historia:
-¿ Y me pregunta usted señorita Umbridge?, ¿usted precisamente?
¿no estaba aquí cuando todo ocurrió?
-¿Ocurrir qué?- preguntó Soraya extrañada.
-No se si soy el más apropiado para contar eso.
-¿ A qué se refiere señor Finster?-preguntó la mujer.
De repente Finster aminoró la marcha de las riendas. Miró hacia todos los lugares que rodeaban el carruaje nervioso, inseguro, por si alguien pudiese oír lo que pronto diría a continuación.
Se giró de delante al asiento trasero mirandolas seriamente a los ojos.., suspicazmente.., mediando el tono de la voz casi hasta un susurro:
-Sucedió hace exactamente cinco años..una tarde primaveral el cielo se cubrió de negro, totalmente encapotado de nuves terriblemente negras como el tizón. Parecía estar apunto de estallar una terrible tormenta infernal, interminable, ¡debastadora!. ¡Destruiría casas y luego arrasaría poblaciones, ciudades, islas, comarcas, todo lo que encontrase a su paso!, ¡no pararía hasta acabar con la humanidad!, ¡con todo ser viviente de este planeta!, una guerra de nunca acabar.., moriríamos todos. Nadie se salvaría. ¡Nadie!
El viento era tan frío y pesado que cortaba, ¡era imposible, estabámos en primavera!
Un viento fuerte e imponente.
La guardia real vino a ordenarnos que permanercieramos en nuestras casas, en un sitio seguro.., que tapizaramos ventanas y puertas y no saliesemos al exterior hasta que todo hubiese pasado. Nadie sabía que iba a ocurrir.., todo eran confusiones y gente histérica intentando proteger a su família. Lo peor ahún estaba por llegar..
Cuando estuve encerrado en la penumbra de mi morada no recuerdo con claridad lo que ocurrió. Solo oía gritos, relámpagos, aullidos de lobos, ruidos estruendosos casi insoportables de escuchar. Sonidos espantosos e inimaginables. Mi memoria no alcanza a recordar más…
-¿Ya está?, ¿no se acuerda de lo que sucedió cuando todo terminó?- Estalló la muchacha inquieta.
- Si, prosiga…
-Deacuerdo.., recuerdo que cuando el sonido se apagó y el silencio imvadió el espacio surgí al exterior por mi propio pie, ¡y pobre de mi lo que vieron mis ojos! .., animales y personas inertes en el suelo, charcos de sangre, arboles y coníferas arrancadas de cuajo, casas destruídas.
Aquello fue una verdadera masacre, como yo mismo predije.
No había más explicación que hubiese sido el culpable de todo este destrozo un tornado brutal..pero..nada explicaba la desaparición de los reyes y la guardia real…nadie se explíca como. El palacio estaba intocable..ningún indicio de…¡no cabía la menor explicación!, ni yo mismo lo entendía….
Así que la guardia real ya no volvió jamás..los reyes y sus hijas tampoco..
Supusimos tras el transcurso de un año que nunca más volveríamos a verlos.
En cuanto al suceso…nadie habló de el desde entonces.
El pueblo y su ciudad no se recuperó de tal artimañaza.
Desde entonces ya nada ha vuelto a ser igual…- La cara de Finster se entristeció.
- Entonces…¿Quién govierna ahora estas tierras?- Cuestionó Sora a Finster.
- Nadie. Nos valemos de nosotros mismos. Debemos trabajar duro para tener suficiente comida al día. Los reyes eran muy bondadosos y cada semana nos repartían a la comarca: dinero, ropa y comida, nadie era de menos.
Tendría su lado positivo si el ganado no se estuviese muriendo sin razón, los campos se estan secando a pesar de que viene el invierno y la gente se muere día a día. ¿ Qué podemos hacer?..., solo esperar…esperar el fín..y todo pasará..
La señora Umbridge parecía estar alejada de todo el mundo. Con la mirada perdida en el aire daba la impresión de estar pensando..recordando..¿pero quien sabe que?
No había vuelto a emitir palabra desde que el señor Finster había acabado de relatar su historia.
-¿Qué fue de..la mansión del…palacio de los reyes..?. Pensó con determinación Sora.
-¿El palacio de lo reyes?..ahora es un orfanato, la mansión Lairofthemoon. Allí es donde van todos los niños como tu..niños sin padres…sin ninguna familia que les quede..niños sin hogar…sin nadie a quien…
-¡Vale!, vale..¡ya se a que se refiere!, ¡huerfanos!...quiere dejar de especificar tanto…- Dijo Sora exasperada sin la más mínima cortesía. Se negaba a reconocer que se había quedado huerfana para siempre.
-Allí es donde vas tu, querida…- La mujer parecía haber vuelto a la conversación.
- Cada año son más los que llegan allí.
-Y este año será usted la distracción de todas las miradas. Le gustará, ya lo verá…- En el rostro de la anciana se reflejó una sonrisa agradable.
Sora no estaba del todo segura de que le fuera a gustar aquella nueva vida. Decidió ignorar las últimas palabras de la mujer.


1º EL COMIENZO DE UNA NUEVA VIDA:

Tras un largo y fatigoso camino invernal en carruaje por los interminables valles y desiertos de Wifpafh divisamos en la lejanía de las nieblas un sendero empedrado que parecía conducir a la mansión Lairofthemoon, tal y como indicaban los decrépitos letreros mal colocados que se iban encontrando a lo largo del camino.
La niebla era cada vez más espesa y blanca en abundancia…
La mañana había trascurrido soleada y apacible, pero al al caer el sol las temperaturas habían bajado sorprendentemente y los rallos de luz se habían apagado..ahora solo quedaba… oscuridad…
Claro estaba que era el comienzo de un duro invierno, y todo el mundo sabe que en inviero la noche llega con antelación y la mañana con retraso.
Ahora eran apenas las siete de la tarde y la noche era tenue y oscura como a la madrugada de un nuevo día.
Sora iba encogida en el rincón de la carroza y estaba totalmente congelada de frío, no podía soportar que los dientes le tiritasen. Tenía unas impresionantes ganas de llegar a Lairofthemoon para meterse en el interior de sus nuevas sabanas, cálidas como el calor que desprenden los rayos de sol, deseando dormir y alejarse por unas pocas horas de ese mundo infelíz, olvidarse, evadirse de la cruel realidad. Ahora ya en una cama extraña y con un ambiente muy poco famililiar…ya nada volvería a ser igual.

La continuación de una historia que en algún día y en algún momento comenzó...




- ¿Cuántas veces he de deciros Rasputín que no encarceleis a las personas aún no juzgadas?
- Yo hice lo que se me ordenó. Las nimfas del bosque me dijeron que ya había sido juzgada y que su condena era de una eternidad vagando en el lago de los espiritus tras cortar su hilo de la vida, que es allí adónde me disponía a llebarla en cuanto me acordé.
- Debí suponerlo.-añadió el hombre de túnica blanca con lamentación.-Las nimfas mágicas piensan con maldad, gracias a ellas han muerto muchas personas inocentes. No se como el consejo imperial de Zeus permite todavía que sigan en el mundo de los mortales.-Dijo con indignación.
Pues menos mal que he llegado, esta muchacha a estado a punto de hallarse en las puertas de la muerte.-En el rostro del hombre apareció un gesto de alivio .- Y ahora os mando que habráis la puerta por la orden del mismísimo Zeus.
El carcelero abrió la puerta de hierro con un ruído desagradable mientras que en su rostro se adivinaba una ligera decepción. Yo estaba tirada en el suelo frío y empedrado, pero en el momento en que el hombre de la túnica entró por la puerta yo me levanté con indignación como despertada de un sobresalto.
- Muchacha, venid conmigo.- Yo me aproximé hacia él como ordenó, con cierto respeto y temor. No sabía donde estaba ni qué sería de mí, lo que sí sabía era la causa del por qué estaba allí.
El carcelero me ató las manos con unas pesadas cadenas de hierro. Estaban frías y me presionaban las muñecas.
Me sentía como una asesina a la que estuvieran a punto de fusilar. No lo entendía, ¿por qué me encadenaban?, ¡era inocente!
- Es necesario.-Intentó convencerme el hombre.
Yo no emití ningún sonido, me resigné a guardar silencio, después de todo unas palabras de más no me sacarían de aquella pesadilla.

Recorrimos largos pasillos en penumbra y soledad:
- Creeros afortunada, no todas las personas consiguen llegar hasta aquí, normalmente se las juzga en la misma tierra, pero vuestra falta es muy grave. Por eso le hemos traído hasta aquí, porque puede robarle a cualquier dios que no será tan grave, pero muchacha robarle al dios de todos los dioses…,¿cómo se le ocurrió?- En ese instante no agunté más.
- ¡Yo no fui!, te lo vuelvo a repetir.., yo jamás robé ese arpa, si siquiera sé cómo es, ni me importa, ¿para qué querría yo un arpa?, no se ni tocarla.-Chillé histérica y desesperada.
- Pero eso a los jueces no les importa…,teneis que tener pruebas, una coartada.
- ¿Una coartada?
- Sí, pruebas que puedan decir que no fuistéis vos.
- Yo no sé nada..- Respondí en un lamento que acabó en llanto.- ¿Por qué me culpan a mí?
Aquella pregunta no fue respondida, seguimos en silencio.
Llegamos a una habitación circular e iluminada por la tenue luz de las antorchas.
Había cuatro puertas, una de ellas la más grande de todas, era de mármol blanco y con aspecto señorial.
- ¡Lástima!, eras muy guapa.- Añadió el hombre en tono burlón.
En ese momento abrió las puertas de mármol con una levitación de manos en el aire. Tras ellas aguardaba mi destino y esperanza.
El hombre de la túnica me empujó hacia delante, las puertas se cerraron tras de mí formando un estruendo. Me giré pero mi extraño acompañante parecía haber desaparecido. Delante mía se elevaba una gran mesa dorada, al igual de todo el suelo y paredes. Todo era de color dorado.
En la larga mesa yacían muchos acompañantes, unos diez, entre ellos el más grande, “Zeus”.
Me sentía íntimidada por aquellos ojos sin piedad e inquisitivos.
- Siéntate.-Me ordenó una voz grave y frívola.


CONTINUARA…

LA SALVACIÓN DE FANTASY

VOY A COLGAR HISTORIAS QUE ESCRIBÍA HARÁ UNOS AÑOS Y QUE HE ENONTRADO HACE POCO EN EL BAUL DE LOS RECUERDOS...:

Transcurría una fría noche en Fantasy; la ciudad de la imaginación y fantasía.
Todo apuntaba a que la niebla espesa y blanca era un mal presagio de alguna próxima catástrofe.
Todas las dudas se disiparon cuando un grito femenino en un espacio muy apartado a la torre de la emperatriz, desgarró el silencio.
La ninfa mágica de las aguas refulgentes “Yesenia”, acababa de morir a manos de los señores tenebrosos, del lado oscuro, fuera de los límites de Fantasía. Había sufrido un sacrificio de absorbencia de la magia, para así donarle más poder al nigromante, el príncipe de la oscuridad, dominante de los muertos y espectros.
“El plan de este, era conseguir el poder necesario a través de los seres más mágicos de la tierra, lo que ponía en peligro a la emperatriz, uno de sus objetivos.
No solo eso. Los papiros del sacramento oscuro indicaban que un joven príncipe para ascender al trono de un rey soberano, debía desposarse con una princesa elfa de pura sangre. Si esto no se cumplía, el reino oscuro se desvanecería y moriría sumido en las profundidades del abismo”.

-¡Encontrad a Sirca y coged a la emperatriz Crista con vida!-ordenó muy alterado el futuro rey- yo me encargaré del resto.
Los seres encapuchados de negro y armados con espadas de hielo, asintieron y desaparecieron en el aire como por arte de magia.

Los seres no habían pasado desapercibidos en Fantasy y “Crista”, la emperatriz, lo había notado por los destrozos y desapariciones que habían ocasionado a causa de la búsqueda.

-Crista, los señores del lado oscuro no tardaran en encontraros.-le recordó el hombre muy nervioso.- ¿Sois consciente del peligro que corréis?
-Sí, Mellátrix, soy consciente. Pero también lo soy pensando que no soy la única que corre peligro. Pronto encontraran a una princesa elfa de sangre real. Y poder así el rey oscuro gobernar.-Respondió sin ánimos y la mínima esperanza.
-¿Qué aconsejáis, mi emperatriz?
-Mellátrix, no puedo deciros nada. Solo esperar…

Mientras, en el bosque de las hadas, se encontraban dos elfos, la princesa Sirca, de gran belleza y Cornelius, un joven enamorado y apuesto.
A pesar de las apariencias de quinceañeros, en realidad tenían más de cien años, sin embargo, la mente seguía siendo fresca y juvenil como la de un adolescente. Los elfos tenían la virtud de conservar la belleza durante muchos años.
Cornelius quería declararle su amor a Sirca y entregarle el anillo plateado, forjado con palabras inscritas:
-¿Qué es lo qué tanto deseas decirme, Cornelius?- dijo entre risas Sirca.
Sus labios finos color carmín se habían ensanchado.
Este, le dio en las manos el objeto y alzándose a su cara, le dio un dulce y ligero beso en la mejilla.-Ella se estremeció y comenzó a enrojecer.
-Es precioso…,-admiró con determinación-y lleva algo inscrito en él,” siempre en tu corazón”.-El corazón le dio un vuelco y comenzó a palpitarle aceleradamente.- Me encanta, pero…-objetó pensando y con un tono de voz extraño-si tanto me quieres, ¿harías cualquier cosa por mi?
-Cualquier cosa.-Respondió con decisión y la mirada fija hacia ella.
Los ojos verdes de Sirca, miraron el anillo y acto seguido, lanzó el anillo al lago de las sirenas, que estaba cerca de ellos. Dejando así su melena pelirroja y lisa al viento.
-¿Por qué has hecho eso?-preguntó con reproche.
-Dijiste que harías cualquier cosa por mí. Ahora yo te pido que encuentres mi anillo. Si lo encuentras te premiaré con un beso.
-De acuerdo.-Dijo sonriendo Cornelius como si de un juego se tratase.

Tras salir del agua sin el objeto pedido, el elfo descubrió que Sirca había desaparecido. Un pensamiento se le pasó por la cabeza y no pudo evitar estremecerse, “la había raptado el príncipe de las tinieblas”.

En el lado oscuro se celebraba la bienvenida de Sirca, la princesa de sangre real. No se sabe como, pero la habían hipnotizado con un conjuro, el cual consistía: que no podía amar a ninguna persona que no fuese al nigromante.
Ahora la princesa se presentaba con un aspecto frívolo, con la mirada que ahora poseía, ya no llevaba el cabello suelto sino recogido en dos grandes moños y sus ropas eran negras como la noche.
La boda no se había celebrado, pero se celebraría al caer el sol.

Cornelius debía darse prisa cuenta o si no el mundo se vería sumido en la penumbra y dominado por el rey de los muertos. Su verdadero amor lo perdería y todo habría acabado en la vida.
El príncipe miraba por el ventanal la infinita oscuridad que invadía el mundo.
De pronto sintió un tacto cálido en su cuello.
La espada de Cornelius rozaba su cuello. En un descuido del elfo el nigromante se giró. Su intentó no valió.
Algo afilado le atravesó la fría carne.
Comenzó sentir en su corazón fuego, su corazón ardía como una antorcha al igual que todo su cuerpo.
Su malvada alma salía de su cuerpo como absorbida por un ciclón bestial.
Sus aullidos eran terroríficos.
Al instante desapareció en la nada. La única manera de matar a un medio muerto sería clavándole un cuerno de unicornio.
Cornelius había ganado la batalla.
Aún así no todo había acabado.
Tras rescatar a la princesa desmayada en sus brazos seguido de muertos y espectros. Se lanzó al lago de las sirenas.
Una vez allí, el agua era turbia. No conseguía ver ni un alga, al momento un destello plateado en la arena mojada le captó la atención.
Lo cogió con curiosidad, ¡era el anillo perdido!, ¡lo había encontrado!

En tierra firme reposaba el cuerpo inerte de Sirca.
El hechizo del nigromante había hecho su efecto. El príncipe había muerto y el hechizo seguía intacto.

Le colocó el anillo en los dedos desnudos, se aproximó a su cara y le dio un largo beso en los labios.
Los labios vírgenes de ambos sintieron el tacto calido por primera vez.
El sentimiento escondido había a salido al exterior, como un capullo florece en un rosal.
El efecto desapareció y la princesa reaccionó.
Solo el verdadero amor de un elfo desvanecería tan potente hechizo.
Esta historia se contaba cada vez que se recordaba a los reyes del reino elfo.
En cuanto al lado oscuro, murió sumido en la oscuridad. Un reino de muertos sin su rey no es un reino.

VICTORIA IBÁÑEZ (14años)

jueves, 2 de julio de 2009

Volver a nacer para cumplir nuestros sueños...

¿Por qué es tan malo soñar...? ¿Por qué solo hay que sufrir en esta vida...?
Soñar es lo más bonito de este mundo y nadie nos cobra por ello. Al fin y al cabo si la gente no viviera de sus ilusiones no tendría razones para seguir en este mundo, ¿qué motivación nos quedaría para levantarnos cada mañana? ¿Qué sería lo siguiente en la vida? ¿Qué nos depararía…?
El Mundo Sería Un Caos…nada tendría sentido. No habría nada por lo que luchar, no cumpliríamos nuestras metas porque no las habría… ¿QUÉ SERÍA DE UN MUNDO SIN SUS ILUSIONES…? ¿Para qué habría vida…?
¿Creéis en la reencarnación?, quienes seáis unos escépticos dejad de leer esto porque probablemente os lo toméis a guasa, pero para quienes no lo sois seguid leyendo porque no perderéis nada:
Según la teoría de la reencarnación no nacemos, regresamos de una vida anterior. ¿Nunca os habéis preguntado quién erais antes de reencarnaros?, pero eso ya es otra historia, porque por muchas cosas que os cuenten nadie lo sabe…
En general, reencarnación es la creencia según la cual el alma, después de la muerte, se separa del cuerpo y toma otro cuerpo para continuar otra vida mortal. Según esta creencia, las almas pasan por ciclos de muertes y nuevas encarnaciones. Un ser humano, por ejemplo, podría volver a vivir en la tierra naciendo como un nuevo personaje.
El objetivo en los ciclos de reencarnaciones es pagar culpas de vidas anteriores y purificar el alma del mal hasta llegar a la "iluminación", es decir que aquellas ilusiones con las que nacimos en nuestras vidas pasadas y nunca llegamos a cumplir…o aquellos errores que cometimos en esta vida deberíamos corregirlos o cumplir lo que no pudimos llegar a cabo en nuestra vida pasada. Sea como sea tu sientes cuando tu deseo es tan grande que debes cumplirlo antes de morir…y creedme debéis hacerle caso a ese sentimiento porque si no nunca alcanzareis la verdadera felicidad…por muchos impedimentos que os pongan, por mucho que os digan que no valéis, que hay que trabajar y abandonar nuestros sueños, ¡no os conforméis con lo 1º!
Haced caso a vuestro corazón, porque os arrepentiréis si dejáis ese asunto pendiente…
Hay mentes demasiado cerradas y antiguas con unos valores de la vida deprimentes que se empeñan en que la vida es solo sudor y trabajo, una vida en la que no existe el tiempo para hallar la felicidad y la devoción y precisamente esas mentes son las que se ocupan en hundirte y en arrancarte lo único que te importa.
Prefiero vivir en la ignorancia y ser estúpida si así puedo hallar la felicidad haciendo lo que me gusta en vez de estar vacía intentando engañarme de que mi vida es felíz ignorando lo que esta sociedad ha hecho conmigo.