¿Quién
dijo que la primera impresión es lo que cuenta…?, que aquello que vemos es
transparente, REAL…VERDADERO.
Quizás…,
solo vemos lo que queremos ver y nuestra propia mente nos engaña…confundiendonos, protegiendonos del peligro. Nada es lo que parece ser, de ahí viene el dicho
“las apariencias engañan”.
UN
ICEBERG en medio del oceano, alzándose sobre el gélido agua glacial hermoso,
altanero, deslumbrante y…aparentemente fuerte y peligroso enfrentándose a las
fieras marinas y a los desdichados barcos que osan cruzarse en su camino. Pero…¿y
si no fuera así…? y..si en realidad…¿debajo de todo eso hubiese mucho más…? Algo
que que los ojos humanos no alcanzan a ver pasando desapercibido. ¿Y si….?
Y si
ese cacho de hielo flotante tuviese sentimientos. Y si esa imagen de soledad en
medio del oceano sólo fuera una fachada para a alejar a los depredadores, a
todo aquel que puede hacer daño. Podría ser….
Yo
diría que en el avísmo de las
profundidades se encuentra un mundo
enteramente suyo, escondido…inmenso, más de lo que la mente humana pueda
imaginar…un corazón dolido, sentimientos intensos, dudas, sufrimiento,
culpabilidad…decepción, impotencia, frustración…y muchos misterios más ocultos
por culpa del mundo exterior que sólo quiso hacerle daño.
Es
como si todo esto representara al inconsciente, a ésa parte más profunda de la
mente donde aparece el verdadero yo,
donde no es necesario esconderse, sin más capas protectoras, sin mascaras, solo
el alma…recorriendo ése terreno tan puro, inocente e inmaculado. Allí donde
todo eso florece en lo más profundo del oceano,…EN LOS SUEÑOS…
Pero.., una advertencia…ten cuidado con
ciertos sueños: son la sirena de las almas. Ella canta. Nos llama. La seguimos
y jamás retornamos.
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