domingo, 5 de julio de 2009

PRÓLOGO de una historia sin terminar...

A las siete de la tarde la estación de Hanbleingtoom parecía muerta.
Hasta se podría decir que tenía las mismas condiciones a las de un funeral. Oscura, desierta, triste y silenciosa.
Apenas emitía sonido alguno.
Las señoras de la limpieza estaban por llegar.
Una de las dos personas que hasta hacía un momento se hallaba sentada en el banco de espera se acababa de marchar en el expreso Londinense.
Solo quedaba ahora una única persona en la gran estación, a excepción de un maquinista en la cafetería.

Una chica de cara pálida ocupaba desde hacía una hora el asiento del andén nueve.
Tendría alrededor de trece o catorce años. Sus ojos azules y brillantes hallábanse con la mirada fija hacia el suelo.
La cara tan blanca como la nieve no parecía gesticular ni la más mínima expresión.
Y su cabello largo, castaño oscuro reposaba sobre sus débiles hombros huesudos.

Sumida en sus pensamientos, Soraya recordaba amargamente las últimas palabras de su padre antes de morir.-“ Y recuerda Sora…, yo siempre estaré contigo. No dejes que la soledad y la tristeza te invada y decaiga sobre tu cuerpo…
Yo siempre estaré en ti, contigo…- las manos de Harrisonne que no podían ni consigo mismas, haciendo un esfuerzo, depositó en las manos temblorosas de su hija un frío colgante muy pesado en forma de un unicornio. Sora cerró los dedos sobre el a la vez que su padre le decía.- Cuida de el.
Tu madre me lo dió para ti. Me dijo que te lo diera cuando cumplieras quince años, como regalo de tu décimo quinto aniversario. A la misma edad que también a ella se lo otorgaron, el mismo día de su cumpleaños…
Ha ido pasando de generación tras generación.
Es una herencia de familia…, quería que te lo quedaras tu.
Ella hubiese preferido que fuera por tu cumpleaños, pero me temo que en estas condiciones…, no podré llegar a tu tres de noviembre…- su padre sonrió ligeramente a la vez que sus parpados se cerraban.- Te quiero Soraya…, siempre estaré contigo…”
La chica salió de su ensimismamiento sobresaltada.
Desviando la mirada hacia la persona que acababa de dirigirle la palabra.
Ni siquiera se dio cuenta de que una lágrima brotaba de su ojo derecho deslizándose por su mejilla.
- Disculpe, ¿es usted la señorita Soraya Lenoux Maberley?, ¿la niña huérfana que mandaron desde Camberleyg?
- Debo decir que si.

Ante ella se elevaba una figura rechoncha, de estatura mediana. Cabello lacio, canoso, caído por el cuello.
Daba la impresión de ser una persona agradable por su sonrisa feliz y ojos vivaces.
En su tiempo debería de haber sido una mujer bastante guapa, con muchos pretendientes a su espalda. Pero los años no pasan en balde para la mayoría de las personas.
Era una mujer anciana. Setenta y cinco como máximo.

- Encantada señorita Lenoux, ¿cómo prefiere que la llame, señorita Lenoux o señorita Soraya?
- Soraya, si no le importa.
- De acuerdo. Mi nombre es señora Umbridge, Sandra Umbridge. Soy ama de llaves en la mansión Lairofthemoon, orfanato de Hambleingthoom. Doncella de ahora en adelante para usted.


*

El trayecto en el carruaje fue largo y aburrido exceptuando fragmentos de conversación bastante interesantes.
-Señor Finster, ¿no es cierto que hace una tarde preciosa?- Preguntó soñadoramente Umbridge.
Los rayos anaranjados se colaban hasta el más recóndito lugar.
-Será para usted señora. Hoy es el último día de otoño y debe disfrutarlo antes de mañana,… vendrá el auténtico frío glacial. Seguro que mañana no adulará tanto el día. Además ya nada es como hace cinco años.
- ¿ Por qué lo dice Finster?

Finster era un hombre de la tercera edad.
Había pasado mucho a lo largo de su desgraciada vida.
El y su hijo mayor habían estado en la guerra contra los rusos, todo un honor para el luchar por su patria. Pero ese honor se desmoronó cuando a su hijo le alcanzó una herida de bala incurable en el pecho.
Desde aquel día ya nada marchó igual…, había perdido parte de sí y ya no volvería jamás…

Más tarde en la segunda guerra, esta vez contra los alemanes por poco le amputan una pierna.

Finster durante una gran etapa de su larga vida había sido el cochero de la familia real y su hijo menor (Jorge), el lacayo.
Por desgracia al poco tiempo lo único importante que le ataba a la vida se lo llebó el viento al igual que a una mota de polvo.
Un duro golpe imposible de afrontar para un abatido padre solo ahora en la humanidad.
Jorge murió de Lucemia y su mujer de escarlatina en una epidemia al intentar salvar a unos pobres niños ya infectados.
El pobre hombre había sufrido mucho.
En el pueblo lo conocían por sus mil desgracias. Estaba claro que llebaba el sello de la mala suerte pintado en la frente. Por estas tragedias horribles no había sido capaz de afrontar absolutamente nada..limitandose a vivir en su mundo de fantasía creyendo todavía que toda su familia se había ido a un largo viaje sin fin con la posibilidad de que algún día volvieran de el.
Al final quedó algo transtornado..cabía esperar…
Ahora estaba destinado durante su solitaria vida sin sentido a ser cochero, ofreciendo sus servicios a todo aquel que le pagase.
El hombre se desahogaba con su gata Luna, quien le acompañaba durante sus viajes. El único ser viviente que le quedaba. Una preciosa gata persa de color canela.
Se decía en el pueblo de ella que era un cajón de secretos y recuerdos. Ahí es donde guardaba el viejo Finster todos sus secretos y confesiones, en su queridísima gata mimada. La trataba como a una reina y tambien a la única que podía ofrecer su cariño.


La muchacha, que volvía a estar sumida en sus pensamientos levantó la vista cuando este empezó a narrar la verdadera historia:
-¿ Y me pregunta usted señorita Umbridge?, ¿usted precisamente?
¿no estaba aquí cuando todo ocurrió?
-¿Ocurrir qué?- preguntó Soraya extrañada.
-No se si soy el más apropiado para contar eso.
-¿ A qué se refiere señor Finster?-preguntó la mujer.
De repente Finster aminoró la marcha de las riendas. Miró hacia todos los lugares que rodeaban el carruaje nervioso, inseguro, por si alguien pudiese oír lo que pronto diría a continuación.
Se giró de delante al asiento trasero mirandolas seriamente a los ojos.., suspicazmente.., mediando el tono de la voz casi hasta un susurro:
-Sucedió hace exactamente cinco años..una tarde primaveral el cielo se cubrió de negro, totalmente encapotado de nuves terriblemente negras como el tizón. Parecía estar apunto de estallar una terrible tormenta infernal, interminable, ¡debastadora!. ¡Destruiría casas y luego arrasaría poblaciones, ciudades, islas, comarcas, todo lo que encontrase a su paso!, ¡no pararía hasta acabar con la humanidad!, ¡con todo ser viviente de este planeta!, una guerra de nunca acabar.., moriríamos todos. Nadie se salvaría. ¡Nadie!
El viento era tan frío y pesado que cortaba, ¡era imposible, estabámos en primavera!
Un viento fuerte e imponente.
La guardia real vino a ordenarnos que permanercieramos en nuestras casas, en un sitio seguro.., que tapizaramos ventanas y puertas y no saliesemos al exterior hasta que todo hubiese pasado. Nadie sabía que iba a ocurrir.., todo eran confusiones y gente histérica intentando proteger a su família. Lo peor ahún estaba por llegar..
Cuando estuve encerrado en la penumbra de mi morada no recuerdo con claridad lo que ocurrió. Solo oía gritos, relámpagos, aullidos de lobos, ruidos estruendosos casi insoportables de escuchar. Sonidos espantosos e inimaginables. Mi memoria no alcanza a recordar más…
-¿Ya está?, ¿no se acuerda de lo que sucedió cuando todo terminó?- Estalló la muchacha inquieta.
- Si, prosiga…
-Deacuerdo.., recuerdo que cuando el sonido se apagó y el silencio imvadió el espacio surgí al exterior por mi propio pie, ¡y pobre de mi lo que vieron mis ojos! .., animales y personas inertes en el suelo, charcos de sangre, arboles y coníferas arrancadas de cuajo, casas destruídas.
Aquello fue una verdadera masacre, como yo mismo predije.
No había más explicación que hubiese sido el culpable de todo este destrozo un tornado brutal..pero..nada explicaba la desaparición de los reyes y la guardia real…nadie se explíca como. El palacio estaba intocable..ningún indicio de…¡no cabía la menor explicación!, ni yo mismo lo entendía….
Así que la guardia real ya no volvió jamás..los reyes y sus hijas tampoco..
Supusimos tras el transcurso de un año que nunca más volveríamos a verlos.
En cuanto al suceso…nadie habló de el desde entonces.
El pueblo y su ciudad no se recuperó de tal artimañaza.
Desde entonces ya nada ha vuelto a ser igual…- La cara de Finster se entristeció.
- Entonces…¿Quién govierna ahora estas tierras?- Cuestionó Sora a Finster.
- Nadie. Nos valemos de nosotros mismos. Debemos trabajar duro para tener suficiente comida al día. Los reyes eran muy bondadosos y cada semana nos repartían a la comarca: dinero, ropa y comida, nadie era de menos.
Tendría su lado positivo si el ganado no se estuviese muriendo sin razón, los campos se estan secando a pesar de que viene el invierno y la gente se muere día a día. ¿ Qué podemos hacer?..., solo esperar…esperar el fín..y todo pasará..
La señora Umbridge parecía estar alejada de todo el mundo. Con la mirada perdida en el aire daba la impresión de estar pensando..recordando..¿pero quien sabe que?
No había vuelto a emitir palabra desde que el señor Finster había acabado de relatar su historia.
-¿Qué fue de..la mansión del…palacio de los reyes..?. Pensó con determinación Sora.
-¿El palacio de lo reyes?..ahora es un orfanato, la mansión Lairofthemoon. Allí es donde van todos los niños como tu..niños sin padres…sin ninguna familia que les quede..niños sin hogar…sin nadie a quien…
-¡Vale!, vale..¡ya se a que se refiere!, ¡huerfanos!...quiere dejar de especificar tanto…- Dijo Sora exasperada sin la más mínima cortesía. Se negaba a reconocer que se había quedado huerfana para siempre.
-Allí es donde vas tu, querida…- La mujer parecía haber vuelto a la conversación.
- Cada año son más los que llegan allí.
-Y este año será usted la distracción de todas las miradas. Le gustará, ya lo verá…- En el rostro de la anciana se reflejó una sonrisa agradable.
Sora no estaba del todo segura de que le fuera a gustar aquella nueva vida. Decidió ignorar las últimas palabras de la mujer.


1º EL COMIENZO DE UNA NUEVA VIDA:

Tras un largo y fatigoso camino invernal en carruaje por los interminables valles y desiertos de Wifpafh divisamos en la lejanía de las nieblas un sendero empedrado que parecía conducir a la mansión Lairofthemoon, tal y como indicaban los decrépitos letreros mal colocados que se iban encontrando a lo largo del camino.
La niebla era cada vez más espesa y blanca en abundancia…
La mañana había trascurrido soleada y apacible, pero al al caer el sol las temperaturas habían bajado sorprendentemente y los rallos de luz se habían apagado..ahora solo quedaba… oscuridad…
Claro estaba que era el comienzo de un duro invierno, y todo el mundo sabe que en inviero la noche llega con antelación y la mañana con retraso.
Ahora eran apenas las siete de la tarde y la noche era tenue y oscura como a la madrugada de un nuevo día.
Sora iba encogida en el rincón de la carroza y estaba totalmente congelada de frío, no podía soportar que los dientes le tiritasen. Tenía unas impresionantes ganas de llegar a Lairofthemoon para meterse en el interior de sus nuevas sabanas, cálidas como el calor que desprenden los rayos de sol, deseando dormir y alejarse por unas pocas horas de ese mundo infelíz, olvidarse, evadirse de la cruel realidad. Ahora ya en una cama extraña y con un ambiente muy poco famililiar…ya nada volvería a ser igual.

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